2 de juny 2013

LA MAT - A donde nos lleva el progreso (Documental)

Título original: LA MAT ¿A dónde nos lleva el progreso?
Dirección: Javier Collado Reigadas y Ales Payás Felis
Producción: Dokus Aborigen
País de producción: España
Idioma: Castellano y catalán (subtitulos en castellano)
Año: 2010
Duración: 28 min. Web oficial: desdelsboscos
Licencia: Copyleft

Qué es la MAT: una línea eléctrica de 400.000 voltios (Muy Alta Tensión) que atravesará Cataluña y que, en un futuro, pretenden que llegue hasta Marruecos y el norte de África. Una línea que dará salida a la sobreproducción eléctrica procedente de las centrales nucleares del Estado francés, que la venderá bajo la denominación “vente à bien plaire”, o sea, a precios menores al de su coste de producción. De informes técnicos, necesidades imperiosas y otras excusas ya hemos oído suficientes. No es ninguna sorpresa que utilicen todos los medios a su alcance para hacérnoslo creer: expertos, políticos, ingenieros, medios de comunicación. Una inversión tan alta y unos futuros beneficios tan elevados bien lo merecen. En la práctica esto se traduce en expropiaciones (forzadas o pactadas), destrucción de la naturaleza, impacto paisajístico, riesgos para la salud... Y aún más, nos quieren convencer de que es totalmente indispensable que la economía siga creciendo. Y es muy cierto: para que el capitalismo funcione no puede plantearse nunca “ir hacia atrás”, hemos de seguir “progresando”, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.

¿Cuáles son los “problemas” que resolverá la MAT? ¿Turismo en las comarcas de Girona? ¿El suministro eléctrico para el AVE? ¿Los apagones de Barcelona? ¿O será la necesidad que tienen de que el nivel de consumo aumente todavía más y que sigamos hipotecando nuestro futuro? Se pueden debatir los pros y los contras, entrando en debates técnicos, como por ejemplo si es más económico y eficiente enterrar algunos tramos o cuál sería el mejor recorrido. Pero esto a nosotros no nos interesa ya que sabemos que un debate con los poderosos solo se lleva a cabo cuando a ellos les interesa, o sea, cuando son ellos quienes deciden el orden del día y aportan el moderador. Cuando los políticos entran en esta dinámica es porque saben que negociando pequeñas concesiones consiguen la resignación de parte de la gente que lucha. Casi siempre que se ha entrado en ese juego, nuestros “éxitos”, conseguidos después de un enorme esfuerzo, son simples migajas de las reivindicaciones originales.

Nos han vendido la ilusión del progreso y de los avances científicos como una panacea que liberará a la humanidad de sus miedos y que provocará una comodidad material nunca vista. Una comodidad que, curiosamente, nunca llegamos a alcanzar porque el progreso siempre nos crea nuevas necesidades, la mayoría inútiles. Lo que observamos y sentimos es que el progreso, de forma cada vez más clara, nos reduce a unos perfectos inútiles, llenos de inseguridades y fáciles presas de la pasividad. Cada vez tenemos menos conocimientos sobre cómo podría vislumbrarse una vida sin todas aquellas mercancías que nos imponen.

¿Estamos, pues, en contra del progreso? Si este significa mercantilización de la energía, destrucción de la naturaleza, desequilibrios territoriales, cultivos industriales y transgénicos, centrales nucleares, desruralización (con la pérdida de sus valores) o ciudades que exigen de la importación/expolio de recursos externos... entonces sí, lo estamos.

Hasta ahora lo que se ha venido haciendo no ha parado la construcción de las torres. Uno de los principales problemas que vemos es la poca implicación de la gente. Pero creemos que hay otro inconveniente claro: pedir a los mismos políticos, que tienen sus propios intereses en ella, que sean ellos quienes paren la MAT. Las campañas basadas en el “pedir” (pedir permisos para manifestarse, para entrevistarse con ellos, para tener voz en los medios de comunicación) que, hasta ahora han sido las únicas voces que han plantado cara, no han conseguido sus objetivos. Proponemos dejar de pedir y comenzar a exigir, no solo como colofón de textos y manifiestos, sino de forma real. Esto significa ser independientes de cualquier partido. “¿Y eso porqué?”, se preguntarán algunxs, “si el partido X ha votado contra la línea”. Volvemos a repetir: son ellos quienes tienen las cartas en la mano, los que deciden en qué términos algo es válido o no, cuál es el máximo reivindicativo aceptable... Quien realmente está en contra es aquella gente que siente propia la lucha; quien realmente establece si existe o no un límite a sus reivindicaciones son las personas que ven afectadas las tierras donde han vivido, las que aman los últimos pedazos de naturaleza, las personas que ven cómo la MAT no es más que un gran negocio para unos pocos, las que no están dispuestas a que se les imponga nada que no deseen.

Lo que está claro es que si realmente queremos conseguir algo tendremos que luchar, y nos lo tenemos que creer. En primer lugar, las obras, a nivel general, no están tan avanzadas. Quedan muchos tramos por construir, algunos de ellos no muy claros a nivel legal (aunque no hay que confiar en que no tire adelante de todas formas) y, después de eso, aún quedarán años en empezar a funcionar. Que veamos algunas torres construidas no nos ha de hacer recular, al contrario, nos ha servir para renovar nuestra rabia y para decidir, con la experiencia adquirida, qué tácticas pueden servir. Una de las cosas buenas de la lucha contra las grandes infraestructuras es que no importa donde mires, siempre hay mucho trabajo que hacer. Necesitamos de todas las habilidades: personas que acudan a manifestaciones, que pongan recursos, personas que hagan acciones contra empresas relacionadas con la MAT, pintadas, carteles, charlas informativas, protestas espontáneas...El único límite es el que nos pongamos cada unx de nosotrxs.

Y es que... ¿qué es la MAT en realidad? Se nos dice y nos creemos que es un monstruo de rostro invisible, un gigante anónimo. Esto nos provoca miedo y la sensación de que no podemos combatirla; Pero hemos de tener en cuenta que hay nombres y empresas tras ella. ¿Quién monta las torres? ¿Quién contrata a los trabajadores? ¿Quién realiza las prospecciones y los estudios sobre el terreno? ¿Quién aporta la maquinaria? He aquí unas preguntas que pueden tener unas respuestas mucho más cercanas de lo que creemos. Estas empresas tienen nombres y apellidos. Ahora es el momento de investigar y comenzar a luchar contra unos entes que ya no son monstruos lejanos, si no que pueden ser empresas de nuestra propia comarca. “Pero, ¿y los trabajadores? Estas empresas dan trabajo, y en estos momentos de crisis...” Contra estos argumentos contestamos que sí, que dan trabajo, de la misma forma que lo hacen las fábricas de armamento, las de pesticidas, los cárteles de la droga o las industrias contaminantes deslocalizadas en lugares donde preferimos no mirar.

También es el momento de cuestionarnos el cuadro general de nuestras vidas. ¿Hasta qué punto estamos dispuestxs a ceder o abandonar cosas que damos por seguras? ¿Queremos el 90% de la porquería que nos venden? ¿Queremos químicos en el agua y en el aire? Más aún: estas cosas que damos por seguras...¿De dónde vienen? ¿Vemos expolio y explotación en el café que consumimos? ¿Asesinatos de indígenas en la electricidad que compramos?, ¿Guerra en la gasolina que nos venden?

La economía ha declarado la guerra a la humanidad; La red de intereses es tan grande y compleja que ya no podemos controlar las repercusiones de nuestros actos ni las consecuencias que provoca nuestro nivel de vida. Una gran mayoría de la gente reconoce que tras la práctica totalidad de las guerras se escriben en mayúsculas los nombres del petróleo, los diamantes, el gas natural, los minerales, la explotación más salvaje... Y esto no significa otra cosa que nuestros coches, electrodomésticos, móviles, ordenadores, carreteras, urbanizaciones, ropa, joyas, etc. Nuestra vida se levanta sobre la agonía de un mundo que muere. Y aquí, a pequeña escala, pasa lo mismo. ¿Cuántos intereses se esconden tras la MAT? ¿Cuánto dinero se apila y nos impide ver qué y quién hay realmente tras las grandes infraestructuras?

Por otro lado, ¿alguien la había pedido?

¿Y si sencillamente creemos que es el momento perfecto para comenzar a recuperar el control de nuestras vidas? ¿O dejaremos que se salgan siempre con la suya? El documental que fue realizado por los compañeros de Dokus.aborigen y muestra cómo se prepararon las resistencias en el okupación forestal se ésta presentando por diversos sitios tanto de Cataluña como del estado español.


Fuentes de información: Ateneu Llibertari L'Escletxa, Rebelde Emule, Radio Almenara (entrevista en castellano), Radio Aktiva (entrevista en catalan),  Indymedia Alacant (entrevista en castellano).
 
-.-


Este documental pretende potenciar las voces de las luchas contra La Mat, desde acciones legales hasta acciones más directas, como la primera okupación forestal que se ha producido en el Estado. Todas ellas se enfrentan a la nueva línea eléctrica de 440 KV que atravesará la Península en el 2013.

Premio: Mejor cortometraje en el IV Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos. Santa Coloma de Gramenet 2012.

Font: Naranja de Hiroshima
-.-

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada